Los diarios no han dado la noticia según la cual la reina Isabel de Inglaterra ha ordenado que el Colegio Anglo Peruano de
Lima cambie su reglamento.
De ser obedecida, tanto la dirección como el cuerpo de profesores será nombrado por la embajada inglesa. La cuenta corriente del colegio también será asumida por dicha representación diplomática.
Esta medida se extiende a todas las academias de inglés del
Perú, las cuales también deberán transferir su patrimonio a la embajada.
De no ser cumplido el decreto, estas instituciones educativas perderían la calificación de inglesas que actualmente detentan.
En vista de haberse presentado algunas controversias, el arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia de Inglaterra, se ha permitido nombrar un visitador apostólico que impondrá con ánimo benevolente las órdenes de la monarquía británica.
La noticia no se ha dado en los diarios
peruanos porque no es exacta, pero sí es copia exacta de algo que está ocurriendo en el
Perú.
PRETEXTOS
La pretensión del cardenal Cipriani y las disposiciones vaticanas referentes a la Universidad Católica consisten en: nombrar al rector y a las autoridades universitarias, depurar el currículum de los estudios que se imparten allí y, por fin, apoderarse de la economía de uno de los primeros centros de estudios superiores del país.
El pretexto es sencillo. De un lado, una donación entregada al claustro cuando éste ya existía. Del otro, las denominaciones de “pontificia” y de “católica” que lleva esa universidad y que, al parecer, según el Vaticano, nadie podría usar sin antes pasar por caja.
Se trata de una aberración jurídica. Según ella, la Constitución y las leyes del
Perú no tienen imperio en una universidad que está situada nada menos que en
Lima. A partir de ahora, se deben obedecer las normas impartidas en la lejana Ciudad del Vaticano y traducidas en la plaza de armas por su representante local.
Se daría el caso de un país independiente, el
Perú, recibiendo mandatos imperativos desde un Estado casi artificial que naciera en 1929 por benevolencia de Mussolini.
VIOLACIÓN LEGAL
En realidad, el dictado de Benedicto no pasa de ser una insolente violación de las leyes de una república libre. Se trata de una invasión contra el ordenamiento jurídico del
Perú. En ese sentido, la víctima no es la universidad; es el Estado. Supongo que Torre Tagle tomará cartas en el asunto. Supongo que el “visitador apostólico” no es un comisario regio como los que mandaban las metrópolis a sus colonias.
En pleno siglo XXI, la Iglesia Católica ha vuelto varios siglos hacia el pasado. Ya desde hace mucho tiempo la separación entre el Estado y la religión es considerada como un principio inseparable de la democracia. El culto es asumido como una respetable actitud individual, y no tiene relación alguna con la comunidad organizada. En la sociedad moderna, todas las iglesias tienen un lugar siempre y cuando ninguna de ellas se asuma con potestad para imponerse sobre las otras. Esa actitud prepotente se llama fundamentalismo.
FUNDAMENTALISMO
Hablando de fundamentalismo vaticano, en
Estados Unidos, está fresco el recuerdo de cuando los obispos de este país, azuzados por el cardenal Ratzinger, hoy el Papa, proclamaron que votar por el candidato demócrata y católico (pero divorciado) John Kerry era un pecado. De esa forma, estimularon la reelección de Bush y la continuación de sus guerras infernales.
No hace poco, el Vaticano se negó a aceptar como embajadora norteamericana a Caroline Kennedy a pesar de ser católica y casada con católico. Su oposición a la misma se fundó el hecho de que la diplomática es partidaria de la investigación de las células madre. Se trata de una exploración científica que ya está obteniendo dramáticos resultados en el tratamiento de la
diabetes y que podría conducirnos a la curación del infarto cerebral, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple.
El fundamentalismo es criminal y estupidizador. En siglos pasados, condujo la mano maldita de los inquisidores que descuartizaban a sus víctimas para hacerlas proclamar algún dogma de fe. Ahora, trata de cerrar el paso a la ciencia.
En nuestros días, además, el fundamentalismo pone el cuchillo en la boca o la botella de ácido en la mano derecha a los jóvenes que se lanzan a morir por su fe no sin antes haber causado una hecatombe.
PS: Seria bien rapido, resolver el conflicto entre el vaticano y la PUCP. Sacar el termino "pontificia" del nombre de la universidad, asi no le dar pretexto y por siempre olvidarse del vaticano y sus mercenarios del opus dei de lima. La universidad es un espacio abierto para distintas religiones, ideologias, corrientes politicas, e principalmente debate entre todas las diversidades.